(i)Responsabilidades

Y así es como tuve que llamarla a E. antes de tiempo. El martes ya me sentía bastante mal y la llamé a la mañana. Me respondió el llamado al mediodía pero yo estaba en el trabajo así que la volví a llamar a la noche.

Intenté contarle cómo me sentía pero ni una sola palabra que fuera capaz de describir mi estado de ánimo salía de mi cabeza y por consecuencia, de mi boca. E. tuvo que ayudarme diciéndome posibles sentimientos para sacarme del callejón en el que me había metido intentando describirme.

Finalmente pude explicarle que estaba deprimida, o camino a estarlo, que no tenía muchas ganas de nada y todo eso. Me preguntó por la medicación y le recordé lo del antidepresivo, que inmediatamente volvimos a la dosis anterior. Dijo que me prefería un poco más "arriba" y no que me "cayera". Y que nos veríamos el viernes.

Efectivamente, nos vimos el viernes, yo un poco mejor. Le dije que igualmente estaba agresiva, intolerante. Le conté un episodio que sucedió en mi casa, y al contarle volví a enojarme. Ella intentó mostrarme que no era para tanto. Pero a mí, por supuesto, sí me parecía "para tanto". Le dije que hasta me había lastimado nuevamente. Qué la sola idea de empezar regularmente a hacerlo me volvía loca. Vi la expresión medio sorprendida en su cara; sé que la tomó por sorpresa tanto como a mí. Digo tanto como a mí porque esa parte que surge en las crisis, esta vez, apareció de pronto. Le contaba, que apareció al sentirme irreal y necesitar "algo" que me hiciera sentir real, sentir que era "real", que "sentía". Por suerte no volvió a suceder al día siguiente. Pero sí volvió después de verla a ella el viernes. No recuerdo cuándo. Está flotando en el ambiente, como un fantasma innombrable.

Y sigo medio deprimida, sin interés por muchas cosas y con muchísima dificultad para levantarme e ir a trabajar. Pienso en cómo no ir, en qué puedo hacer para no ir. Se me hace muy difícil la sola idea de trabajar, tener responsabilidades, que haya cosas que dependan de mí. Por más que cuando estoy allí, hago las cosas bien, se me hace insoportable. Sé que eventualmente va a volverse peor si no encontramos algo que lo pueda cambiar, y eso sí me da miedo. Porque no es que me siento estresada y quiero descansar. Simplemente no quiero trabajar. No puedo tolerar la idea de tener responsabilidades, de que haya algo que dependa de mí más allá de mis gatitas.


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